Poema de una escritora madrileña de 25 años desconocida para el publico, llamada Laura Ginés.
CATÁSTROFE
No puedes huir de tus demonios,
hazte a la idea de que siempre te perseguirán
fundiendose con tu pasado,
tus fantasmas vivirán en tu presente
te lo roerán para formar parte del futuro.
Querrán abrirte las heridas
que el tiempo se encargó de coser,
intentarán llevarte a un caos en ruinas,
gritarte al oído que nunca serás felíz de nuevo.
Dolor en forma de lágrimas
en formato tristeza,
una foto rota en dos
partiendo el recuerdo de aquel primer beso del primer amor de tu vida.
¿Qué se hace cuando la soledad se queda a vivir en tu habitación?
Nadie vuelve.
Todos se van.
Todo muere si lo dejas escapar.
Te quedan muchos trenes que coger,
pero ninguno será igual que aquel que esperabas con ansias y que por orgullo no te subiste a tiempo.
Tal vez si dejamos de huir
de toda esta mierda que nos consume
que nos muerde por dentro,
nos destruye y acelera la muerte
prematura de nuestras vidas,
tal vez si miramos de frente
a todo eso que nos pudre el camino que aún
nos queda por caminar,
podamos recuperarnos
de todas las veces que nos traicionamos
a nosotros mismos
por no hacer daño a quien decíamos querer.
¿Alguna vez se irá este frío que nos habita?
¿Dejarán de congelarse nuestras miradas
cada vez que nos encontremos por las calles
de Madrid?
Nada es igual,
nada volverá a ser lo mismo,
– suspiro por resignación -,
Al fin y al cabo, ¿Cuándo hemos sido algo más que el recuerdo de una historia que nunca se escribió?
Todo pasa por algo,
es verdad,
pero ¿Cuántas guerras seguiremos perdiendo por temor a perder?
¿Cuántos adioses podremos soportar
antes de rompernos por décimo- cuarta vez
en todos estos años de vivir poco
y morir mucho?
¿De verdad vamos a seguir quietos
en el mismo sitio, echando raíces por miedo
a caer en pleno vuelo?
El ser humano es idiota.
Cobarde,
le gusta autoengañarse sin ninguna piedad,
mientras se pasa las horas en vida
y los minutos muertos,
compadeciendose de las roturas
de su piel,
de grieta en grieta,
preguntándoles a los pétalos de las flores
por cuantos te quieros volverían
a estar juntos ella y él.
Vamos a tirarnos al abismo:
puede que no haya red que nos sostenga
en la caída,
tal vez acabemos echos añicos,
pero la vida no se para porque te hayas caído,
gira y gira,
como una rueda,
sin descanso,
y si miras atrás en las huellas dejadas,
que lo sepas,
ya estarás perdido.
Carpe diem,
vuela
Y deja volar.
Laura Ginés Martínez.